Hoy
voy a escribir para desahogarme.
Un
poema para un sentimiento confuso,
y
como tributo ¡una idea huracanada!
¿De
qué tratará el poema? No tengo ni idea…
de
lo que siento… no tengo ni idea.
El
polvo me rodea, da vueltas por la habitación,
es
tan libre y no tiene problemas.
Quiero
ser polvo, ser libre, danzar con el viento,
ir
hacia el vacío, depositarme en los rincones,
ser
el polvo que cubre los recuerdos…
pero
no soy el polvo, y los recuerdos están ahí,
y
los miro como herido, y duele todo mucho más que si no estuvieran.
Un
globo de helio circula por la atmósfera,
el
aire caliente (pasiones, iras, qué se yo) lo levanta
da
vueltas, vaga por sus cielos desiertos,
es
arrastrado por los ríos de viento,
encalla
en la ionósfera,
intenta
mantenerse a salvo de la isla de las radiaciones
y
está que revienta, pobre globo, sólo quería ir al espacio,
desaparecer
en el infinito vacío,
desaparecer
en su mente.
Y
soy un globo de helio.
Es
febrero, y el calor, y sólo calor.
Me
quemo, y no es el clima,
son
mis pensamientos ardientes
el
fuego fatuo de un remordimiento abrasante.
Cenizas,
soy cenizas de febrero en la conciencia del hombre que quiere ser amado.
Blanco,
frágil, me empujará el viento y me llevará lejos.
Eso
sería muy bueno.
Imagina
una “a” en el texto. Una “a” sola.
A
ella sólo le pertenece una palabra. Es de ella.
Puede
transmutar en otras palabras, pero no, es de ella.
Se
pierde entre la multitud de letras que gritan sonidos
donde
sólo aparecen palabras y más palabras,
y
significados volubles que se cocinan a diferentes potencias.
Las
letras estamos ahí, a la espera,
tan
iguales a las demás de nuestro tipo, pero tan únicas.
Y
el texto es nuestro mundo, tan lleno de interpretaciones.
Y
yo una “a” que no sabe a qué palabra unirse.
Hoy
estoy escribiendo para desahogarme
porque
la poesía consume energía sentimental
la
transforma en letras y líneas y comas (aunque las odie)
y
los significados son mis lamentos
y
las faltas de rima mis errores
y
los párrafos cantos fúnebres
a
emociones que mueren entre que soy y no soy
y
el torbellino de palabras ya no tiene ningún sentido
no
he dicho lo que quería
caigo
en el abismo de las redundancias
mañana
será lunes, y trabajo
hoy
estoy solo, hoy estoy sólo escribiendo
el
tiempo circula y no sé por dónde, para atraparlo
el
hilo del poema lo perdí hace tiempo
así
como mis sentimientos
(están
ahí, jugueteando en el monte, un poco desorientados)
así
que dejaré de escribir.
El
final de un poema siempre es triste,
porque
uno sabe que podría decir más
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