Es la pasión, la delicadeza,
la alegría de los fines de semana
de pérdida irremediable de cabeza.
El amor habita en sus ojos,
en el cabello desordenado,
en sus labios colorados de vergüenza,
en la ternura de su llamado.
El amor es ese beso de despedida
que ya anuncia un "te extraño".
Son las semanas esperando
por compartir de nuevo el verano.
El amor duerme en sus senos,
descansando de un día de trabajo,
me acompaña en los sueños
y despierta en mis brazos.
El amor es el quiebre de las risas,
las alegrías y la pasión;
los llantos, las noches en vela
y la dulce reconciliación.
El amor es todo lo anterior
pero nada de esto es amor:
nadie conoce la verdad,
la epistemología del corazón.
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