Esperaba a alguien frente a la central de la Universidad de
Concepción. Todo parecía indicarme que se retrasaría un buen rato. Demonios,
¿por qué soy tan quemado? Mientras
observo la marea de gente que transita en todo momento por ese lugar, respiro profundamente.
Me pregunto si alguien también ha pasado por lo mismo. Quizás todos tienen
problemas, algunos más graves que los míos. A mi lado se sienta una chica
joven, hermosa. Una vida entera está a mi lado, y yo sólo conozco su
apariencia. Cuando me fui, ella seguía ahí, solitaria, mirando la hora en su
celular.
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